lunes, 29 de noviembre de 2010



Verónica Alejandra Varela Flores.
Lic. Historia.
9ºsemestre.
UAMCEH-UAT.

Lázaro Cárdenas y La Reforma Agraria.



INTRODUCION:


Lázaro Cárdenas gobernó a México del 1° de Diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940. El sexenio cardenista marcó en gran medida el desarrollo del México contemporáneo. Durante el gobierno de Cárdenas se dio una serie de sucesos que remarcaron con mayor profundidad y rapidez lo hecho por gobiernos anteriores, para lograr un desarrollo económico acelerado en México que acabara con formas de producción y organización anteriores y que dificultaban el paso franco del capitalismo.


Lo que Lázaro Cárdenas se proponía hacer a nivel nacional lo había hecho antes en Michoacán cuando fue gobernador de 1928 a 1932: fundación de escuelas, hospitales, asilos, instituciones de beneficencia, establecimiento de escuelas en haciendas y ranchos pagadas por los dueños, organizaciones de sociedades de padres de familia, establecimiento de las escuelas industriales, organización de los obreros, dotación de tierras a los campesinos, supresión de casas de juego de azar, campañas anti-alcohólicas, establecimiento de escuelas normales regionales y muchas cosas más.

ANTECEDENTES DEL AGRARISMO.


En vísperas de la revolución mexicana, la situación agraria de México era la más difícil que atravesaba el país para su historia. De un total de 3, 600,000 campesinos, que debían mantener alrededor de 12, 000,000 de almas, el 87% carecían totalmente de tierras. Cerca de 57,000 propietarios y hacendados, que constituían el 14% de los propietarios y arrendatarios del país en aquella época; tenían en su poder casi el 97% de las tierras agrícolas del país.


La cuestión de la tierra como ya se ha mencionado estaba en la agenda desde la revolución y en cierta medida desde el final del gobierno de Porfirio Díaz. El modelo preferido de los revolucionarios para la estructura agrícola era el de la pequeña propiedad en escala. Efectivamente mientras el artículo 27 de la constitución de 1917, presentaba la creación de una agricultura individual y de pequeña escala como la preferencial, la legislación corriente sobre el tema dio prioridad a la reforma comunal o ejidal .


Sin embargo de este círculo se excluyo hasta 1937 a los peones acasillados; la lógica era no afectar a los hacendados en el curso de la reforma, por temor a propiciar un colapso en la agricultura. No obstante, había otra razón, los presidentes revolucionarios que habían gobernado veinte años atrás, no creían en la capacidad de los campesinos pobres de crear una alternativa digna a la economía latifundista y convertirse en un pilar importante del Estado-Nación mexicano moderno, el resultado fue que en tanto la reforma ejidal fue progresando lentamente donde se repartirían 7.7 millones de hectáreas a 730,000 campesinos en 1930, quedando así estancada la reforma particular, que debía crear en México la institución de la pequeña propiedad privada a iniciativa del estado y bajo su tutela. Por tanto, a medida que esta propiedad se fue formando con el paso del tiempo también se logro mediante las fuerzas del mercado y casi sin intervención estatal.


A pesar de los datos alentadores del desarrollo de la reforma ejidal para 1930, en este mismo año la reforma se convirtió en un modelo denigrado y rechazado. La postura del centro político respecto a esta opción sostenía que desde el punto de vista económico se trataba de un rotundo fracaso y que solo amenazaba con dilapidar las reservas del sueño mexicano y sus recursos financieros, destinados al fin y al cabo a la creación de la pequeña propiedad. Otro argumento era que hasta no se hubiera complementado la reforma, inversionistas y empresarios agrícolas capaces de conseguir créditos por sus propios medios evitaban invitar en el agro. Y es que el agrarismo tal como se ha entendido hasta ahora es un fracaso , declaro Plutarco Elías Calles, el jefe más fuerte de México, en junio de 1930.


Por consecuencia, fue sancionada una serie de leyes, decretos y disposiciones destinadas a rescatar a México de la situación ejidal a la brevedad; entre ellas se destaca la ley ejidal del 19 de enero de 1931, que restringía las posibilidades de obtener tierras para erigir nuevas poblaciones o para ampliar las ya existentes.


Poco antes de que se adoptara esta resolución se da por terminada la reforma ejidal, para 1928 asume el cargo a gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas, este joven militar de apenas 33 años, nacido en el pequeño pueblo de Jiquilpan; decidió ingresar al mundo de la política después de servir a ala constitucional de la revolución. En esta década tuvo la oportunidad de viajar por geografía mexicana e impresionarse con la problemática del campesinado y de las humillantes condiciones de vida de los pueblos indígenas cuan las cuales se ve identificado puesto que de niño vivió bajo la tutela de la poderosa hacienda de Guaracha. A partir de este momento y hasta su muerte el 19 de octubre de 1970, Cárdenas dedicaría gran parte de su vida pública y privada a esta población rural. En este sentido su entrada a la política estaba destinada a realizar los ideales revolucionarios y morales para el pueblo michoacano y posteriormente con el agro mexicano cuando decide realizar su campaña política para ser el presidente de México.


El general Lázaro Cárdenas es proclamado candidato a la presidencia el 6 de diciembre de 1933. De este momento su intención fue movilizar a las masas de todo el país para la acción revolucionaria
Para cárdenas en contraste con otros políticos, los compromisos de la revolución mexicana no habían terminado: por lo que habría que continuar con la destrucción del antiguo régimen. Y es que antes de ser el candidato a la presidencia nacional, había sido un fiel soldado más de la revolución.


Para sus 39 años de edad, habían quedado atrás veintiuno de combate revolucionario. Había llegado la hora en que al militar revolucionario los sucediera el revolucionario civil.


Su plan fue un programa armado basado en las insatisfechas demandas populares; y es que no podría ser de otro modo para Cárdenas la Revolución nunca fue una farsa; si no que las luchas populares desde la independencia buscaban anhelantes una misma meta que el se propuso alcanzar conduciendo al pueblo; no en balde se le dio el mote de tata Lázaro puesto que el en sus continuos viajes por la geografía de nuestro país vio las necesidades del pueblo; ayudo a cada uno de estos seres desprotegidos y les dio lo más valioso de si: su condición humana.


EL PLAN SEXENAL.


El plan trata, en primer lugar del programa agrario y de disponer que haya tierra para los campesinos, de que haya tierra para todos en cantidades suficientes, no solo para resolver el problema económico en cada familia mejorando su alimentación, su vestido, su alojamiento, y permitiéndole la educación de los niños y aun de los adultos; si ni para que aumente la producción agrícola respecto de la que se tenía o podía tener bajo el régimen de absorción de la tierra en pocas manos.

Para Cárdenas los deseos de la revolución eran que los productos de cada ejido vayan a los mercados de consumo a fin de ayudar a la republica entera a logra un nivel superior de vida. Pero para esto, era indispensable la ayuda al campesinado con la construcción de presas y de otras obras de regadío y con la introducción de más modernos sistemas de cultivo.


La agricultura, para el presidente era una de las mayores riquezas; pues en ello ganaban el sustento las tres cuartas partes de la población mexicana así mismo cuando fue gobernador del estado de Michoacán vio la necesidad que imperaba en el suelo mexicano, este sería su primer ensayo en cuanto a la reforma agraria, puesto que en Michoacán dio rienda suelta a muchos de sus planes de gobierno, posteriormente lo aria en su periodo presidencial.


Entre tanto su proyecto avanzaba. En febrero de 1936 se crea el frente único del trabajo que tanto había pregonado, una especie de CRMDT nacional: la CTM; al consolidar la nueva organización, Cárdenas la utilizo en algunos casos como brazo político y sindical en la promoción de su siguiente objetivo: la reforma agraria integral.


Para los revolucionarios de entonces, el ejido había sido un expediente limitado. En su informe del 1 de septiembre de 1935 Lázaro Cárdenas caracterizo el sentido original de la reforma diciendo que se trataba de dar al campesinado algo así como un ecuaró o pegujal complementario del salario.


Así fue como Cárdenas llego a la meca misma del agrarismo mexicano. En octubre de 1936 Cárdenas dio el primer paso: el reparto de la laguna. Nadie asta entonces se había atrevido a tocar, o siquiera en pensar en tocar, las regiones agrícolas verdaderamente modernas del país. El emporio algodonero de la laguna seria el botan de muestra: las 220.000 hectáreas de riego pertenecían a un grupo no muy numeroso de grandes y medianos latifundistas, entre los cuales estaban los generales revolucionarios pablo Quiroga, Eulogio Ortiz, Carlos Real y Miguel Acosta.


Para el 28 de noviembre se había dotado ya a 28.503 campesinos con 243.341 hectarias.las cifras finales serian 37.753 ejidos, 447.516 hectáreas. En diciembre de 1936 Cárdenas apuntaba; si se cuida la organización del ejido como hasta ahora se ha planeado, es posible que los ejidatarios absorban toda la tierra que hoy queda bajo su jurisdicción.


En el primer año de la administración cardenista, el gobernador López Cárdenas, enemigo de la hacienda, repartió las primeras 2.041 hectáreas sembradas de henequén, amplia el reparto de ejidos y ocupa maquinas desfibradoras. Así mismo para este gobernador el proyecto presentado en un inicio por Cárdenas de repartir 150 hectáreas para la pequeña propiedad, estas se debían de extender a 300 hectáreas.


Sin embargo la unidad básica del modelo de reforma era la conformación de ejidos. Se trata de una dotación de tierras que eran entregadas a un núcleo de población para que las aprovecharan de la manera que consideraran conveniente. Cada ejido estaba regulado por un órgano interno llamado Comisaría Ejidal, integrada por los titulares de la dotación (generalmente hombres) que elegían a un presidente y una mesa directiva. La Comisaría Ejidal tenía la facultad de representar a los ejidatarios en los trámites gubernamentales. Dado que al final de la Revolución y la guerra Cristera, la mayor parte del país estaba en la ruina económica, el gobierno de Cárdenas creó el Banco Nacional de Crédito Ejidal (Banjidal) destinado a capitalizar a los núcleos ejidales.


Además de la repartición de tierras y el financiamiento monetario, la reforma agraria del Cardenato incluía el establecimiento de un sistema educativo que permitiera la formación de profesionistas técnicos que ayudaran al desarrollo de los ejidos. Por ello, asociados a los núcleos ejidales, se crearon escuelas donde los niños y jóvenes debían adquirir conocimientos sobre agricultura, ganadería y aquellas otras actividades específicas que permitiera el medio ecológico. En ese sentido, la reforma agraria llevada a cabo durante el sexenio de 1934-1940 se diferenciaba de la implementada por los gobiernos anteriores, para quienes todo se limitó a la dotación de tierra a individuos dedicados a la agricultura a pequeña escala. Lo que la Secretaría de Agricultura se planteaba en la segunda mitad de la década de 1930 fue la creación de centros agrícolas competitivos.


Sin embargo, el plan de formación técnica, como el financiamiento, no pudieron llegar a resarcir el rezago del campo mexicano totalmente. El plan del Cardenato sólo funcionó en ciertas regiones, aquellas que como la Comarca Lagunera o el valle del río Yaqui contaban con riego y tierras fértiles.


Por otra parte son muchas las críticas que se le han hecho a la reforma agraria, donde los sectores que tradicionalmente atacaban al sistema ejidal, así como de los enemigos de las conquistas sociales de la Revolución, que defendían el sistema de la propiedad privada de la tierra en contra poción al derecho a su usufructo. Y es que no es de extrañar, que en esta campaña hubieran concurrido elementos que sirvieron al régimen Revolucionario y que, al lograr una posición económicamente privilegiada, hayan olvidado que disfrutaron el producto del esfuerzo del campesinado, a estos que querían dejar sin tierra y regresarlos al régimen latifundista del país.


Podemos resumir que la reforma agraria cardenista puso fin a la hacienda, modernizó al campo mexicano en algunas regiones; sin embargo, algunos de los rasgos que caracterizaron de la estructura agraria persistieron como herencia del cardenismo, entre los cuales podemos mencionar: la coexistencia del ejido con la pequeña propiedad y el impulso a la producción agrícola destinados a la exportación. La situación real fue que no mejoró la vida de los campesinos con la redistribución de la tierra, pero la poca pertenencia a la tierra que se generó en la conciencia de los campesinos, posibilitó el desmantelamiento de las viejas políticas agrarias que habían caracterizado las tres primeras décadas del siglo XX.


Por otra parte la vida y obra de Cárdenas como presidente son las de un cotidiano y febril cumplimiento de su inicial programa para la transición del país. Finalmente tata Lázaro como le decían de cariño se retira de la política para vivir una vida privada llena de un sentido social humanitario que lo caracterizo hasta el día de su muerte.




Biografía:
Eitan Ginzberg, Lázaro Cárdenas: gobernador de Michoacán1928-1932, El Colegio de Michoacán, México, 1999.

Enrique krauze, Biografías del Poder: Caudillos de la Revolución Mexicana (1910-1940), editores TusQuets, Mexico, 1997, vol. 2


Leonel duran, Lázaro Cárdenas, Ideario Político, Ed. Era, México, 1972.
.
Referencias de internet:


http://www.mexicodiplomatico.org/lecturas/cardenismo.pdf .

http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/BAB31LBM8XK2Q46RMPEMTRD67AIYTQ.pdf .

http://www.istor.cide.edu/archivos/num_25/dossier2.pdf.