Cd. Victoria, lunes 19 de julio de 2010
Queridos alumnos:
Después de seis años, mi ciclo de estancia y trabajo en Cd. Victoria y en la UAT llega a su fin. He tomado la nada fácil decisión de regresar a la ciudad de México a partir del próximo mes de agosto. Retomaré mis labores académicas como investigador de tiempo completo en la UNAM. Quiero que sepan que me llevo una mudanza llena de gratos y bellos recuerdos, además de un gran orgullo por el trabajo realizado y la satisfacción de la misión cumplida.
La inminencia del periodo vacacional me imposibilita decirles esto personalmente, pero por este medio quiero agradecerles todo su trabajo, buena disposición y gratos momentos que me brindaron sin reparos durante estos años. Asimismo, he de solicitar su indulgencia ante los errores u omisiones cometidos, pero, ante todo, debo agradecerles lo mucho que he aprendido de ustedes, pues, como en alguna ocasión se los dije, al igual que don Heberto Castillo, como profesor a veces me siento un poco culpable pues creo que es más lo que yo he aprendido de ustedes que lo que bien o mal, les pude haber enseñado…
No quiero que esto sea una despedida, pues aunque esta nueva etapa implica mi ausencia de Cd. Victoria, no significa que me desligue de algunos proyectos y sobretodo de las personas. Seguiré presente, aunque con menor intensidad. Para mí, ustedes estarán siempre presentes y quiero que sepan que estoy orgulloso de sus logros académicos, pues como en más de una ocasión comentamos, somos una pequeña comunidad que va en un mismo barco y que junta llega a buen puerto y supera las tormentas. Deseo que no vean este cambio como la pérdida de un profesor, sino como la ganancia de un amigo en la Cd. de México… Alguien quien estará siempre dispuesto a ayudarles académicamente en el futuro, en especial si es que en algún momento deciden visitar o incursionar por la UNAM y la ciudad de México.
Quiero que sepan que siento a Cd. Victoria como mi propia casa y que nuestra licenciatura en historia es resultado del trabajo de todos, debemos seguir luchando por ella, es parte de nuestro patrimonio. Mi despedida no es un adiós permanente, es, como todo en la vida, una nueva etapa en la que buscaré hacer las cosas lo mejor posible, es, como diría Mircea Eliade, mi propio ciclo de “eterno retorno”, retorno a mis orígenes...
No quiero terminar esta pequeña carta sin decirles que, en el trabajo del historiador, como todo en la vida, la clave del éxito es la constancia, la disciplina, la honestidad y el amor que pongan en lo que hacen. Eso, mis queridos alumnos, siempre los sacará a flote…
Hasta siempre…
Gerardo Lara Cisneros
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